He tenido el honor de ser invitado a dar una conferencia sobre “El futuro de la Enfermedad de La Peyronie” por la Fundación Puigvert de Barcelona dentro del 18 congreso europeo de andrología.

La enfermedad de La Peyronie fue descrita de forma oficial hace 279 años por un médico francés de la corte del rey Luis XV. El Peyronie produce una curvatura en el pene durante la erección, inicialmente dolorosa, que acaba impidiendo o dificultando las relaciones sexuales. Además, puede producir acortamiento del pene, reducción de la erección, alteraciones de la forma del pene y tiene una repercusión psicológica importante en el hombre que la padece.

El diagnóstico se está incrementando y estamos objetivando que cada vez tratamos más pacientes, en particular hombres jóvenes. Los motivos de este aumento son desconocidos puesto que desconocemos todavía la verdadera causa de esta patología. La teoría más aceptada se basa en una alteración de la cicatrización en la túnica albugínea del pene que es la capa que envuelve a los cuerpos cavernosos. Dado que se produce una cicatriz inelástica produce una curvatura en el pene durante la erección. Esta curvatura puede ser dorsal, es decir, hacia arriba, lateral o hay múltiples combinaciones de curvaturas como pueden ser curvaturas dorsales y laterales. Esta cicatriz se convierte en muchas ocasiones en una placa o dureza que el paciente puede palpar perfectamente.

El número medio de estudios que se publican anualmente es de 31, lo que demuestra la poca investigación que hay al respecto. Se necesitan fondos de investigación para discernir el origen de esta enfermedad investigando si hay bases genéticas en pacientes con una susceptibilidad a la reparación del colágeno. Lo cierto es que seguimos ciegos respecto a su origen. Tampoco se conocen los factores de riesgo. La media de edad donde se producen los mayores diagnósticos está entre los 55 y 70 años, aunque como he comentado anteriormente, cada vez atiendo más pacientes jóvenes incluso de edades comprendidas entre los 20-30 años.

En relación con los factores genéticos, se especula sobre una sobreactivación de genes profibróticos que incrementan la generación de fibrosis en el pene.

Expuse en mi charla que las nuevas herramientas digitales como los escáneres 3D, las nuevas aplicaciones con los teléfonos móviles que permiten tomar fotografías del pene desde diferentes ángulos y la reconstrucción 3D permiten un estudio más preciso de la curvatura y de la pérdida de volumen anatómico que se produce en el pene. Todas estas aplicaciones nos permitirán tomar mejores decisiones previas a los tratamientos quirúrgicos. También el futuro tecnológico como el gran desarrollo que experimentará el metaverso, permitirán atender pacientes de todo el mundo sin necesidad de desplazamientos con lo que podrán tomar decisiones mucho más accesibles.

En relación con los tratamientos, hemos conseguido muy poco al respecto. Los tratamientos orales con fármacos han demostrado muy poca evidencia científica y sus resultados son muy limitados. Las inyecciones de diferentes sustancias en la placa también han tenido muy pocos beneficios y la única sustancia aprobada por la agencia norteamericana tiene unas características muy definidas con resultados limitados, consiguiendo mejorías medias de solo 15-17º.

La única solución satisfactoria es la cirugía. Hay múltiples tipos de cirugías dependiendo del grado de curvatura, calidad de la erección y situación general del paciente. Las cirugías más sencillas consiguen corregir la curvatura, pero tienen el efecto de acortar el pene, lo que todavía merma más la situación del paciente. También pueden producir reducción de la erección y alteraciones de la sensibilidad del pene. Por ello es importante acudir a especialistas altamente centrados en esta enfermedad para buscar la mejor solución.