Responsabilidad de los médicos frente a los políticos

Este artículo fue escrito y publicado en diciembre del año 2018 en mi columna de A Tu Salud del periódico La Razón. He querido publicarlo de nuevo porque creo que está más vigente que nunca.

Si nuestros actos no tuvieran consecuencias sobre las personas y sus familias, no estuvieran sometidos a la rigurosidad científica y no estuvieran supervisados por organismos que vigilan la buena práctica médica, la medicina no tendría el grado de confianza y excelencia que tiene en la mayoría de la población. Nadie en su sano juicio entraría en un quirófano si no tiene una confianza total en el cirujano, el hospital y en las instituciones sanitarias.

Los políticos toman decisiones a diario de enorme trascendencia para la ciudadanía. A diferencia de los políticos, si un médico toma una decisión errónea o se equivoca y causa un efecto no deseado sobre el paciente, será sometido a juicio y deberá responder económicamente e incluso con la retirada del ejercicio de la medicina en algunos casos. Una gran responsabilidad implica grandes consecuencias y nadie pone en duda que deba ser así.

Paradójicamente, a ningún político se le exige el más mínimo nivel de formación y de práctica. Simplemente, con afiliarse a un partido y con las suficientes conexiones puede llegar a encabezar la lista de un ayuntamiento, una comunidad o incluso un gobierno. Además, sus “decisiones políticas” no tienen consecuencias personales sobre su patrimonio o no son juzgadas por instituciones que vigilen la buena práctica. Pueden dilapidar con una facilidad asombrosa el dinero público en proyectos estériles, enviar al paro a decenas de miles de personas o no preparar a la población para los importantes problemas de las pensiones futuras o la demografía. Siempre razonan que las siguientes elecciones serán el juicio a su labor.  Les aseguro que, si las decisiones de importancia tuvieran consecuencias directas y personales sobre sus patrimonios o pudieran ser juzgadas, tomarían decisiones de una manera mucho más seria y meditada, al igual que hacemos los médicos a diario. Solo les exigiría la mitad de la responsabilidad con la que ejercemos nuestra profesión.

Desconocemos las inimaginables consecuencias médicas, sociales y económicas de la situación que estamos viviendo, pero lo que está claro es que, bajo mi punto de vista, la gestión de esta crisis ha sido tardía, nefasta y equivocada.

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad y una gran responsabilidad conlleva consecuencias, no solo para los médicos…

Dr. François Peinado Ibarra 
Cirujano-Urólogo & Andrólogo
www.doctorpeinado.com