Infidelidad (II)

Un estudio del National Marriage Project study encontró que las personas con estudios superiores tienen menos probabilidad de ser infieles en comparación a las personas con niveles de estudios inferiores. En una revisión, se encontró que un 13% de la gente con estudios universitarios habían tenido sexo extramarital frente aun 19% de encuestados con niveles medios de educación y un 21% que correspondía a personas que habían abandonado los estudios primarios.

Un estudio de la Cornell University sobre la relación de ingresos e infidelidad encuentra que las mujeres tienen menor probabilidad de tener un asunto extramarital cuando dependen de los ingresos del marido. Tienen menos oportunidades de engañar y pueden decidir que no merece la pena hacerlo porque su sustento podría entrar en riesgo.

La misma Universidad encontró que los hombres que eran totalmente dependientes de los ingresos de sus mujeres tenían una probabilidad 5 veces mayor de ser infieles frente a los hombres que contribuían equitativamente con sus mujeres. De cualquier forma, la infidelidad no tiene una base económica. Cuando se tienen en cuenta la edad, el nivel educativo, los ingresos, la práctica religiosa y la satisfacción en las relaciones, no hay ninguna diferencia entre hombres independientemente de los ingresos propios o de sus mujeres.

Los expertos también afirman que las personas que engañan frecuentemente empiezan a prestar más atención a su apariencia, son más críticos con sus parejas y/o dan regalos no solicitados en el caso de los que se sienten culpables.

Otro elemento que se está estudiando es la posible relación que tienen los genes que, aunque no determinan totalmente nuestro destino, existen evidencias que hay algunos relacionados con comportamientos que buscan sensaciones nuevas como pueden ser a través del consumo de alcohol o el juego, que también pueden asociarse con la promiscuidad sexual o la infidelidad. Los estudios se han focalizado en el gen DRD4 que se asocia con la recompensa y sentirse bien. Personas con una variación de ese gen tienen mayor probabilidad de cometer una infidelidad o ser promiscuos; un 50% de la gente con la variación de ese gen describen haber sido infieles en comparación a un 22% de personas que no tienen esa variación.

Por último, la mejor forma de cicatrizar una relación después de una infidelidad según los expertos es: reconstruir la confianza de nuevo. Esto ocurre cuando ambos buscan ayuda profesional juntos. Cuando uno acude solo a un experto también puede ayudar, pero puede construir un muro de secretismo y de aislamiento entre la pareja y conducir a un mayor alejamiento y desconfianza.

La persona traicionada debería establecer un programa para la recuperación. Mientras que la persona que ha engañado está deseosa de poner el olvidar el pasado, la persona engañada debería respetar el proceso de recuperación de la otra persona.

Dr. François Peinado Ibarra 
Cirujano-Urólogo & Andrólogo
www.doctorpeinado.com

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