Cáncer de Testículo

El cáncer de testículo representa el 1% de las neoplasias masculinas, hasta el 5% de los tumores urológicos y afecta principalmente a varones blancos entre 15 y 40 años. Las tasas de incidencia por edad aumentan abruptamente entre los 10 y 14 años, y alcanzan su punto máximo entre los 30 y 34 años. En el momento del diagnóstico, entre el 1 y el 2% son bilaterales. Las tasas de curación se aproximan al 100% en la enfermedad en fases iniciales, y superan el 80% en los casos metastásicos. La incidencia más alta del tumor testicular se da en Europa, despuntando en los países del Norte o Este (Noruega, Dinamarca, Suiza, Eslovenia). El índice más bajo se da en Uganda y Tailandia. La tendencia actual en Europa es ir disminuyendo en los países con alta incidencia y aumentando en los países con índices bajos.

Los tumores testiculares se clasifican según su célula de origen en el testículo. Aproximadamente el 65-75% de los tumores testiculares en menores de 15 años son de células germinales, mientras que en la población adulta representan cerca del 90%.

El cáncer testicular habitualmente se presenta como una masa escrotal unilateral indolora, tras un hallazgo casual ecográfico o como consecuencia de un traumatismo escrotal. Sin embargo, el dolor testicular puede ser el primer síntoma en el 20% de los casos. La ginecomastia o aumento de las mamas puede aparecer en el 7%.

Los factores de riesgo más significativos son la criptorquidia (los testículos no han descendido a la bolsa escrotal en la infancia), con un riesgo de 2 a 8 veces mayor de padecer cáncer testicular, aunque si se desciende el testículo antes de la pubertad el riesgo disminuye a la mitad.

Otros factores descritos como factores de riesgo en el cáncer testicular han sido las microcalcificaciones testiculares. Normalmente se trata de un hallazgo incidental en una ecografía testicular.

La forma más frecuente de presentación de este tumor es una masa indolora. Puede ir acompañado de hidrocele (aumento de volumen testicular) en el 25% de los casos. Los que sean hormonalmente activos podrán presentar ginecomastia (aumento de mamas), virilización o signos de pubertad precoz. En la realización de pruebas complementarias, la sensibilidad de la ecografía es casi del 100% para la detección. Normalmente, en la ecografía testicular con doppler, se visualizan los tumores benignos bien circunscritos con bordes bien definidos y con disminución del flujo vascular en el doppler.

Los marcadores tumorales en sangre juegan un papel esencial en el manejo de los pacientes, no solo para el diagnóstico y estadiaje, sino especialmente en el seguimiento postoperatorio.

Las tasas de curación se aproximan al 100% en la enfermedad en estadios tempranos y superan el 80% en los casos metastásicos. Con la introducción de la quimioterapia basada en platino en 1970, las tasas de supervivencia prepuberal y postpuberal pediátrica en pacientes es mayor del 90%. Como la supervivencia mejora en esta población, el largo seguimiento incluye el riesgo de segundas neoplasias, alteraciones de la función sexual y/o alteraciones de la fertilidad. El riesgo relativo de una segunda neoplasia es de 1,9 tras quimioterapia o radioterapia al menos 35 años después.


El tratamiento quirúrgico requiere la orquiectomía inguinal (extirpación completa del testículo a través de la zona inguinal) con la ligadura del cordón inguinal alto para el manejo del tumor maligno. Según el tipo de tumor se puede aplicar quimioterapia y/o radioterapia con muy altos índices de supervivencia.

Dr. François Peinado Ibarra
Cirujano-Urólogo & Andrólogo

Hospital Quirón Ruber 39. Madrid
Centro de excelencia en la cirugía reconstructiva y plástica del pene

www.doctorpeinado.com
doctorpeinado@gmail.com

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